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Un hipster en la España vacía de Daniel Gascón

de Daniel Gascón - Género: Humor
libro gratis Un hipster en la España vacía

Sinopsis

Una parodia de la España actual, un retrato irónico del choque entre el mundo rural y la ciudad. Enrique se instala en una casa familiar en La Cañada, un pueblo de Teruel, para alejarse del ritmo de la vida en la ciudad, montar un huerto colaborativo y olvidar a su exnovia. Hace yoga en el corral por las mañanas, busca quinoa en la tienda, intenta encontrar cobertura en las eras para alimentar su Instagram y monta un taller sobre nuevas masculinidades. Es -aunque él no estaría a favor de la comparación especista- un pulpo en un garaje, pero se comporta como una especie de extraterrestre en el Maestrazgo o de Quijote moderno. Para sorpresa de todos, encuentra su sitio, se enamora y se convierte en alcalde del pueblo, dispuesto a resolver algunos conflictos: problemas con las localidades vecinas, el rodaje de una película sobre la Guerra Civil que hace pensar a unos miembros de Vox que la revolución anarquista ha estallado en Teruel, el secuestro de Greta Thunberg durante la cumbre del clima o que una cantante estadounidense utilice en un concierto el traje tradicional de La Cañada, en un caso flagrante de apropiación cultural. Un hipster en la España vacía es una historia de aventuras y un retrato irónico del choque de la sensibilidad urbana y la visión rural. La Cañada es una galería de excéntricos dotados de una rara humanidad, pero también un microcosmos que refleja los debates centrales de la actualidad con una perspectiva reveladora.


Lo primero que observa el lector es la portada, y ésta es muy atractiva; diríase que entra por los ojos. Antes, probablemente habrá escuchado o leído el título en algún medio publicitario, y su cabeza habrá elucubrado pensando que si metemos un tipo «postmoderno» entre los habitantes de un núcleo rural, tenemos la diversión garantizada. No seré yo quien niegue la mayor, pero para evitar decepciones anticipadas creo conveniente advertir que las diferencias culturales de Enrique Notivol así se llama el hipster chocarían de manera similar con buena parte de los habitantes de cualquier ciudad. Al hipster le acaba de dejar la novia y decide abandonar Madrid para asentarse en un pequeño pueblo de Teruel. El tipo es de ideas fijas, beato de un credo del que intenta no desviarse y que le hace creerse moralmente superior a los demás. Con reflexiones como estas: «me sorprende la estructura heteropatriarcal del gallinero» o «Le he dicho a mi tía que ya no quiero que vaya a buscar la leche de oveja. Hay algo que me incomoda en ordeñar a la oveja. No deja de ser una forma de acoso sexual.» puede anticiparse que intentará adoctrinar a los lugareños, pero lo que al principio son choques frontales entre culturas, poco a poco va normalizándose en la localidad:«JOSEFINA USÓN, ALGUACILA: al tercer o cuarto día que llevaba en el pueblo se me plantó en el Ayuntamiento con un papel. Que tenía unas ideas para cambiar los pregones. Se hace saber, por orden del señor alcalde, para que lo sepan todas y todos los y las habitantes, que han venido los y las comerciantes ambulantes, por ejemplo. Es muy distinto al Se hace saber, por orden del señor alcalde, que ha venido el gitano. Ahora me lleva bastante más tiempo decir el pregón. Pero te acostumbras.»La historia, que comienza en forma de diario personal, se va alternando con otro tipo de recursos como la crónica o la entrevista, en los que el lector va recibiendo la información desde distintas voces como la anterior de la alguacila, entremezclando personajes muy variados (algunos de la vida real) que de una u otra manera confrontan los intereses ideológicos del hipster. Abusa del exceso de frases hechas (poco originales) que le restan gracia, y del exceso de caricaturización de los personajes, que le resta al lector la capacidad de sorpresa ante lo que vaya a ocurrir. Dicho lo anterior, quiero matizar, y aquí apuesto por un pronóstico fijo, que ante la lectura de Un hípster en la España vacía, no le quepa duda de que sea cual sea su raza, identidad sexual o sentimiento político, en varias ocasiones se le saltará la risa. En definitiva, un libro ameno, corto (pero suficiente), de lectura fácil, ideal para disfrutar durante una sombría tarde de lluvia.
No hay la nube de contaminación de Madrid pero muchas tardes, cuando sopla viento del este, llega un olor fuerte. «Sopla el cerdal», dice mi tía. Es el olor de las granjas de cerdos. ~ Un hipster en la España vacía de Daniel Gascón.Enrique escapa de su vida urbanita al pueblo de sus tíos en La Cañada en Teruel. Allí quiere poner en marcha una empresa ecológica y colaborativa pero trasladar sus ideas al mundo rural real no es tan fácil. Para empezar internet no existe y la cobertura llega a su móvil cuando buenamente puede; tampoco hay hamburguesas vegetales ni leche de soja y descubre que las tradiciones son difíciles de cambiar. Pero Enrique poco a poco se va integrando y acaba siendo elegido alcalde del pueblo lo que lo sitúa ante situaciones dispares.Este libro lo leí después de Los chicos de la Nickel por aquello de coger un poco de aire. La verdad es que esperaba una historia más al estilo de Los asquerosos de Santiago Lorenzo y me he encontrado una mezcla que no sabría definir. El libro comienza narrado en forma de diario pero luego intercala otras fórmulas como entrevistas periodísticas, crónicas del periódico e incluso diarios de otros personajes. Supongo que también una forma de reflejar ese caos que supone la llegada del hipster a La Cañada.Los personajes me han parecido demasiado caricaturizados, quizá un poco menos exagerados hubiese estado mejor. Y tiene algunos toques de humor originales. En el trasfondo, una crítica al mundo volcado en las redes sociales, en intentar llevar una vida artificialmente natural y una defensa de la vida rural, con su dureza, su sinceridad y el riesgo de despoblación.En conclusión, un libro para leer de forma distendida. Quizá me hubiese gustado más si no lo hubiese leído después de Los chicos de la Nickel que es una súper historia pero claro, ¡cuántas veces nos influye el historial!
El libro a veces esta narrador en primera y otras veces en tercera persona, es un poco caótico, como su protagonista. Más que una novela , es un diario. No es un historia en si, son varias notas y vivencias den un madrileño en un pueblo ( digo pueblo por no decir aldea ya que viven 200 personas)de Teruel en la España vaciada. Un montón de palabras dentro de la cabeza de un hipster de Lavapiés, que cambia la leche de soja por la leche de oveja recién ordeñada. Puede estar pensando en una obra de Tolstói , mientras se toma una cerveza con un minero jubilado, que puede hablar de Montessori entre diez niños que solo quieren jugar al fútbol....Es el Quijote de Teruel, enredado entre amor, política y amistades.Es un caos dentro del caos, al principio con sus chistes facilones y el rollo del pueblo me empecé a enganchar, pero llega un momento que hay tal desbarajuste en lo que estás leyendo con tantas citas y frases hechas dentro del contexto que no sabes ni lo que estás leyendo. Pensaba que iba ser una lectura más amena y divertida, pero me ha costado un poco terminarlo. Seguramente no vuelva a leer nada de este autor, sátira e ironía si, pero la historia no tiene buen hilo conductor.
Cuando leí la sinopsis de esta novela pensaba que me encontraría la historia de las aventuras y desventuras de un urbanita en un pueblo perdido de la geografía española, y en parte ha sido así, pero hay mucho más. Enrique se instala en la casa de sus tíos en La Cañada, Teruel, para alejarse del ritmo de vida de la ciudad y olvidarse de su ex novia. Y su vida cambia drásticamente. En el pueblo no hay cobertura, ni hamburguesas de quinoa, ni su marca de café. El alcalde no parece dispuesto a apoyar su idea de crear un huerto colaborativo, y el poder de convocatoria de su taller de nuevas masculinidades es algo dudoso. Pero nada de esto le afecta, el mantiene sus rutinas, hace yoga en el corral cada mañana, pasea con su perro por las eras y medita sobre las costumbres locales, el especismo, el hetero patriarcado o el calentamiento global, y luego se pasa por el bar de la carretera. Una parodia sobre el choque entre lo urbano y lo rural, donde el principal parodiando es el propio Enrique, el forastero, el hippie, el moderno, el ratito. El que llega a alcalde y tiene que ocuparse de organizar las carreras de burros en las fiestas populares, o comprobar si el presupuesto es suficiente para contratar al grupo sal y pimienta,  y le sobra tiempo para participar en el rodaje de una película sobre la guerra civil (incidente con Vox incluido), o resolver el secuestro de Gretta Thumberg en la cumbre del clima. Una novela hilarante llena de situaciones surrealistas de lo más divertidas. Cómo punto negativo tengo que decir que el tipo de narracion resulta bastante caótico en algunas partes.