«El ensayo titulado La Corona es, con mucho, lo mejor que ha escrito Lawrence. En cierto sentido, lamento no haberlo leÃdo antes; podrÃa haberme evitado muchas horas de trabajo. Por otra parte, ha sido magnÃfico avanzar a través de estas páginas y hallar las respuestas que presenta a todos los enigmas, expuestas de una manera admirable. Fue escrito en 1915, el mismo año que Arco Iris. Es una profecÃa y un juicio sobre la humanidad. El lenguaje es incomparable: recuerda lo mejor de la Biblia. Su pensamiento es superior a cualquiera de las parábolas de Jesús, en mi opinión. Es como una nueva Revelación. Está basado en Spengler, aunque Lawrence tal vez no lo haya conocido. Y va más allá de las hipótesis de Spengler. Es la concepción del proceso de la vida elaborada por un verdadero artista. Por momentos resulta difÃcil, pero nunca carece de claridad. PodrÃa haber acunado al mundo pero, ¡ay!, ¿quién, aparte de unos pocos elegidos, ha oÃdo hablar de La Corona? La semilla de todos los escritos de Lawrence está allà y algo más que una simple semilla. Es el mÃstico en medio de su éxtasis más arrebatador. Estoy enamorado de ese texto». (Henry Miller, Cartas a Anaïs Nin).