DeberÃa decir que conocà a «Lázaro» un dÃa que iba a ser, para mÃ, el primero de una nueva y sorprendente existencia. «Lázaro», o «él», que de ambas maneras describÃa yo a mà hombre. Al hombre sorprendente y portentoso que me fue dado conocer de la forma más insólita. También de una forma trágica, siniestra y oscura.