Supo que todo era inútil. Sintió la frÃa hoja de acero contra su cuello. Luego, la presión de esa hoja aumentó.
HabÃa oscurecido ya totalmente. Los pájaros ocultos en la espesura se agitaron, inquietos, levantando el vuelo en plena lluvia, cuando un grito inhumano, desgarrador, el grito de una mujer en la agonÃa rasgó la oscuridad, allá junto a la desierta carretera.