Los asesinos eran tres. Los tres parecÃan iguales entre sÃ. Y quizá lo eran. Nadie hubiera podido saberlo con exactitud. En realidad, no pretendÃan parecer diferentes. Y tenÃan éxito en su empeño. Eran asesinos. Asesinos profesionales. Cuando tenÃan que cumplir una misión, no acostumbraban a fallar. En esta ocasión, no tenÃa por qué ser diferente. Y no lo serÃa.