Hace pocas semanas la prensa extranjera publicaba una noticia bastante chocante. En la escueta nota se decÃa que a raÃz de una serie de encuestas se ha podido comprobar que la juventud irlandesa actual es menos racista que sus padres y abuelos, y acepta con más naturalidad a las personas de color gracias aÂ… ¿un programa de concienciación social?, ¿el esfuerzo del gobierno por integrar a las diferentes razas en la sociedad “irish”? ¿una huida en masa de los negros hacia otras tierras? Nada de eso, la respuesta al enigma tiene nombre y apellido: Philip Lynott. Curioso ¿no? ¿desde cuándo las estrellas del RockÂ’nÂ’Roll influyen positivamente en la sociedad? Al parecer, la admiración que sienten miles de irlandeses por Phil Lynott ha acabado con muchas actitudes racistas. Y en el fondo es algo que tiene su lógica. Si eres irlandés y amas el RÂ’NÂ’R inevitablemente tienes que sentir un enorme orgullo por pisar cada dÃa la tierra que vio nacer a este hombre, y serÃa un poco estúpido mirar a los negros con recelo cuando uno de tus mayores héroes es de color. Tal vez si Phil se hubiese empeñado en profundizar en sus raÃces negras, sus conciudadanos no se habrÃan identificado tanto con él, pero se dio la paradoja de que a pesar de ser hijo de un negro sudamericano, Phil se consideraba un irlandés de la cabeza a los pies, un verdadero patriota obsesionado por las leyendas y los mitos de su paÃs, y su ejemplo ha ayudado a la larga a terminar con muchos prejuicios. Es un dato interesante, uno más dentro de la trayectoria (todavÃa bastante infravalorada) de este gran compositor e incansable rockero. Pero si estoy hablando ahora de Phil Lynott no es por ese motivo. Yo no soy irlandés y su amor por Irlanda no me toca tan de cerca. Si hablo de Phil es porque él y su banda de toda la vida, Thin Lizzy, consiguieron hacer llegar su música hasta los rincones más oscuros y cutrones de la esfera terrestre (Spain, maravillosa Spain), y en su dÃa vivà inolvidables momentos escuchando aquellos grandiosos discos. No fueron exactamente los precursores del Grunge, ni son citados por los Chili Peppers como una influencia básica, tampoco representan una referencia existencial para los grupos poperillos británicos que triunfan ahora, y el jodido Morrissey seguramente no le reserva un papel estelar a Phil Lynott en sus sueños húmedos. No, supongo que no están de moda, pero sólo hay que arañar un poco la superficie para encontrar verdaderas sectas de fans enfermizos de Lizzy, y admiradores secretos tan sorprendentes como el mismÃsimo Bob Dylan.