Siempre es interesante mirar atrás e intentar recordar qué fue lo que te atrajo de una banda en primer lugar. Cuando pienso en mi primera toma de contacto con Grand Funk Railroad, debo admitir que lo que captó mi atención no fue una canción o un riff de guitarra, sino la portada de uno de sus álbumes. Me refiero, claro que sÃ, a aquella preciosa carátula tridimensional de “ShininÂ’ On” que adjuntaba unas gafas 3D. Un dÃa, mientras exploraba la colección de discos de mis padres, me tropecé con esa majestuosa carpeta e inmediatamente se convirtió en una de mis portadas favoritas. Aún no habÃa dejado atrás mis juguetes, era un crÃo y en esa fase introductoria al RockÂ’nÂ’Roll, la imagen de las bandas y las carátulas de sus discos tenÃan tanta importancia para mà como la propia música. Me sentÃa fascinado por carpetas como las de “From The Inside” de Alice Cooper o “Led Zeppelin III” y “Physical Graffiti” de Led Zeppelin, y la preciosa portada de “ShininÂ’ On” era igual de impactante que cualquiera de ellas.
Sin embargo conforme me fui introduciendo en la música de Grand Funk, descubrà que aquel disco en concreto no era nada comparado con lo me quedaba por delante. “ShininÂ’ On” no parecÃa en absoluto un álbum representativo del sonido Grand Funk. Como supongo que os pasarÃa también a muchos de vosotros, el disco que me robó el corazón fue “Live Album”, uno de los directos definitivos del Rock, a la altura de “Made In Japan” de Deep Purple, “Live Bootleg” de Aerosmith, “Alive” de Kiss o cualquier otro pedazo de dinamita en vivo que tengáis en mente.
Dios mÃo, qué maravilla de disco. Recuerdo la excitación que me provocaba ese extraño inicio en el que sólo se escuchaba al público aullando durante un buen rato, hasta que la banda arrancaba con “Are You Ready”. Tras ese shock inicial me enamoré de canciones como “Mean Mistreater” y “Heartbreaker”, y relegué “ShininÂ’ On” al olvido, a pesar de no ser un mal disco ni mucho menos.
Hoy en dÃa, probablemente, lo único que sabe mucha gente de Grand Funk Railroad es que son la banda favorita de Homer Simpson, pero más allá de ese guiño cachondo de Matt Groening, conviene recordar que durante un perÃodo muy intenso de la historia del Rock, Grand Funk fue la banda de América por excelencia. Nadie podÃa ni tan siquiera acercarse a ellos. Eran intocables, inalcanzables. Llenaban estadios, vendÃan más discos que nadie, influÃan en la juventud.
KISS se han encargado en los últimos veintipico años de recordarle al mundo una y otra vez que fueron el grupo más grande de una época en USA, y desde luego no seré yo quien discuta algo asÃ. Pero antes de que KISS decidiesen ponerse sus pinturas de guerra y comerse el mundo, Grand Funk ya tenÃan a millones de teenagers en la palma de sus manos. De hecho, podrÃamos decir que KISS y Aerosmith fueron el relevo natural de Grand Funk, quienes siguieron cosechando éxitos en la segunda mitad de los 70Â’s, pero dejaron atrás gran parte de su inocencia juvenil y su poderÃo rockero.
El terrible dÃa en que Mark Farner se cortó sus melenas, algo se perdió para siempre en Grand Funk. La banda siguió ofreciendo conciertos memorables, y buena prueba de ello es su buenÃsimo directo del 75 “Caught In The Act”, peroÂ… fue el principio del fin. Grand Funk suavizaron su sonido en estudio, sorprendieron con un hit-single más poppie de lo que era habitual en ellos (su versión de “The Loco-motion”) y en definitiva se volvieron una banda menos peligrosa, justo en el momento en que KISS y Aerosmith estaban explotando en América y trastornando a millones de crÃos.
Mark Farner, Mel Schacher y Don Brewer nunca más disfrutarÃan el éxito masivo de sus primeros años, y el paso del tiempo minimizarÃa su importancia en una etapa inolvidable para el RockÂ’nÂ’Roll, pero un puñado de fans no olvidamos. Como ellos mismos titularÃan uno de sus discos de retorno Grand Funk Lives! Viven en nuestros corazones, aunque los crÃticos y la industria musical les sigan negando su lugar en la Historia.