A Alfredo Aranjo le gustaba andar por el pueblo sin ningún rumbo fijo hasta que finalmente se quedaba descansando bajo la sombra de cualquier árbol. Un dÃa, se topó con Flor Settier, que pertenecÃa a una opulenta familia del pueblo. En un primer momento, a Alfredo le pareció una mujer poco atractiva, pero habÃa algo en ella que le atraÃa.