—Nelly —gritó Rita—, si no me ayudas tú, estoy perdida. —Lo siento, señorita Rita.
Y salió.
La joven lanzó una furiosa mirada sobre la puerta cerrada y juntó las manos, ademán en ella habitual cuando algo la contrariaba. Todos se volvÃan contra ella. Todos, incluso Nelly, y eso sólo porque ella amaba a un hombre.
Un hombre que tenÃa la importante edad de veinte años y aún no habÃa empezado su carrera de médico. Pero eso era lo mismo. Ella querÃa a Juanjo y las estúpidas de sus hermanas la vieron con él, fueron con el soplo a su madre y las consecuencias no hacÃan falta decirlas. Las veÃa un ciego.