—Cuando nos casemos, vendremos aquÃ, ¿qué te parece?
—Pensamos casarnos en invierno, querido.
—¿Y qué? ¿No eres feliz a mi lado?
Zusi pensó que para entonces, ya lo habrÃa convencido para ir a otro lugar. En verano, aquella cabaña y toda la vegetación que la rodeaba, incluyendo el lago donde podÃan bañarse, resultaba delicioso, pero en inviernoÂ…
Se estremeció sólo de pensar que podrÃa vivir allà sólo dos dÃas.
Claro que no lo dijo.
Le costó mucho «pescar» al médico famoso. Hubo de hacer uso de todas sus artes de mujer.