El encuentro fue casual en la misma boca del metro. Ketty salÃa e Isa entraba. De repente, no se reconocieron, pero de súbito Ketty volvió la cabeza, justamente cuando Isa hacÃa igual.
—¡Ketty!
—¡Isa!
La exclamación fue unánime. Y el consiguiente abrazo, seguido de besos apretados y sinceros.
—Pero... ¿qué haces en Madrid? ¿No te habÃas ido a Italia a hacer aquella coproducción? ¿Qué tal te ha ido? Dime, dime —miraba en torno—, ¿tienes algo que hacer? ¿No? Bueno, pues vamos a alguna parte a tomar café. Ven —tiraba de ella—, yo iba a la fonda, pero retorno contigo. Por aquà tiene que haber un pub. Vamos a tomar algo.
Isa Beltrán se dejaba llevar.