No era capaz de olvidar aquella noche. Nunca mencionó lo ocurrido con sus padres adoptivos. Fue algo que no pudo manifestar jamás, porque le quemaba la lengua el recuerdo hecho voz.
Era un odio tan grande el que sentÃa.
Una rabia tan oculta, pero firme en todo su ser.
Se quedó rÃgida, mirando al frente. ParecÃa imposible que aquellos ojos verdes tan maravillosamente tiernos, se endurecieran de súbito asÃ.
¿Qué hacer?