Bien, pues al recordar a mi madrina a quien yo siempre llamé «tÃa Liz» aunque ella no me oyese nunca, pero al tener una idea exacta de su existencia en Biasmarck, decidà de súbito que serÃa este lugar el que primero visitarÃa y aquà estoy.
Y si me muevo a escribirte es porque están pasando cosas muy raras.
¿Raras?
¿Es ésa la definición exacta? No, no es asÃ. Están pasando cosas que tienen que pasar, pero se mueven por algo muy concreto.
Empezaré por el principio.
Tú me decÃas, cuando decidà emprender el viaje, que escribiera dando razón de mi arribo y yo no te escuché.
Me parecÃa tonto dar anuncio de mi venida, cuando tanto podÃa llegar a este lugar como haberme quedado en mitad del camino. Pero el caso es que llegué.