—Yo no me voy a oponer a que te cases cuando gustes, ¿eh, Chiti? Pero como padre y con mi experiencia tengo el deber de decirte y te digo, que siempre llegarás bastante pronto. Tu madre y yo nos querÃamos mucho, pero tenÃamos nuestros más y nuestros menos. El matrimonio es una lucha, por muy liviano que parezca o que pretendas llevarlo. De modo que tiempo para empezar a sufrir te sobraÂ… El cariño que os tengáis no evitará la lucha. Y por otra parte más vale que termines la carrera. Ya has elegido una no muy pesada, que si por mà fuera, serÃa otra mucho más superior, pero, en finÂ… ¿De veras quieres casarte?
—No, no, papá. Lo pensaba yo asÃ, un poco a la ligera.