Los ojos maravillosamente verdes de Cristina vagaron indecisos por la muchedumbre allà apiñada. SabÃa que a ella también la buscaban, que poco tiempo estarÃa sola. La mirada de muchos de los bailarines se posaba en ella con codicia, anhelante, deseosa de que el bailable acabara para tenerla a ella como pareja. Sintió asco.
Volvió el recuerdo de Juan a su imaginación. Con él todo era tranquilidad y sosiego. SabÃa lo que querÃa y a dónde iba. SabÃa cómo tratar su asustado corazón.
¿Por qué se habÃa ido asÃ? ¿Por qué?
El bailable acababa.