Mamá no admitió razones. Yoy, conteniendo el deseo de reÃr, miraba al señorito por el rabillo del ojo, y él la miraba a su vez un poco perplejo. ¿Nueva? SÃ, nueva sin duda. La otra doncella de, su madre, Rafael recordaba que se habÃa casado a finales de invierno. Bonita doncella. ¡Hum! TenÃa cara de guasa. Mejor. ¡Y qué joven...! Mejor también Estaba harto de ver en Villamor rostros rugosos y cabellos blancos. Aquella joven de pelo negro y ojos azules era un recreo para la vista. ¡Vaya si lo era!