—Flor MarÃa, alcánzame esas medias. La joven que se cubrÃa con un amplio delantal de cretona tomó las medias y, ágil, subió la escalinata para entregarlas a su prima. Por otra puerta asomó el rostro de Mary.
—Flor MarÃa, ¿has sacado lustre a mis zapatos?
—Lo haré al instante, Mary.
—Bien has podido hacerlo, ya hijita. ¡Qué criatura ésta!