Yootha ya lo sabÃa.
Pero tenÃa miedo.
Ya no se trataba de su tirria a los médicos.
Sino el miedo que le daba tener algo malo. SabÃa de sobra que no era normal su adelgazamiento ni su cansancio.
Pero preferÃa dejar las cosas asÃ. Si tenÃa algo malo, que caminara solo y estallara por donde le diera la gana. PreferÃa no saber nada de su estado de salud y vivir relativamente tranquila, lo cual ya sabÃa que no era tan fácil.
—A mi regreso —prometió para quitarle del medio— me someteré a ese reconocimiento.
—Que será dentro de un mes o más ya que vas a ParÃs y de paso a dos paÃses más.