Supo en seguida que Susan se abrÃa camino de aquel modo. Comerciando con los cuerpos de los demás. Con el amor y el erotismo, empleando para ello el piso de su madreÂ… que su padre le vendió antes de morir.
No es que ella pudiera decir que Susan fue una perversa madrastra.
Pero fue un ser diferente que jamás intentó ganarse su estimación o cariño y que, a la muerte de su padre, siguió en la misma tónica. Pero más acentuado su deseo de que pasara a formar parte de su sucio negocio.
Por eso estaba allÃ.