Más tarde supo que se habÃan casado y ella se mantuvo aparentemente indiferente. Pero en el fondo de su corazón sentÃa un dolor agudo, terrible. Era preciso que Liliane ignorase siempre sus relaciones con Alec. Liliane no tenÃa la culpa de lo sucedido; era él, el ingrato, que se olvidó pronto de ella para querer a otra mujer, precisamente a su hermana.