—He tenido carta de Mildred, de Italia.
—¿De Italia? ¿Pero qué hace esa criatura, recorriendo el mundo? Tiene edad para casarse, una fortuna que le servirá de mucho para estos fines y veintitrés años. ¿Qué espera?
—Llegará a Nueva York dentro de un mes —dijo June, atragantada—. Me dice que le alquile un apartamento elegante, pues viene dispuesta a quedarse aquÃ.
Naya pestañeó.
—Es estupendo —exclamó.
—Sà que lo es, pero…
—¿Pero qué?
—No viene sola.
—¿Se casó?
June movió las manos en el regazo, gesto en ella caracterÃstico cuando algo le afectaba Ãntimamente.
—Si aun fuera eso —susurró—. Pero no es asÃ. Me dice que adoptó una niña.