Baby Douglas lo estaba esperando. Por fin sonó el timbre. Era él, Don, su vecino. HacÃa dÃas que se habÃa mudado a ese piso de Baltimore y ya sabÃa que su vecino, arrogante y mujeriego, querÃa conocerla. Ella ya no era la niña ingenua de años atrás. La vida le habÃa hecho madurar demasiado pronto, y se habÃa convertido en una mujer escéptica para el amor. Le gustaba su independencia y Don la importunaba. ¿O es que habÃa alguna otra razón para su rechazo hacia él?