—¿Me has oÃdo, Piper?
—SÃ, abuelo.
—¿Y qué dices?
—No sé aún lo que deseas de mÃ.
—Es preciso, Piper, que olvides tu condición de mujer. Desde ahora serás como un hombre. Te enviaré a un colegio y más tarde estudiarás la carrera de ingeniero naval. Serás un segundo Peter Eastwood.
—Está bien, abuelo.
—Cuando tengas veinte años has de enseñarme el tÃtulo. ¿Me entiendes? Has de arreglarte de forma que para entonces puedas ocupar mi lugar.
—SÃ, abuelo.