—Me he casado para continuar, la dinastÃa Taplinger, mamá — dijo secamente—. Sólo por eso. Me interesa tanto como a vosotros que el apellido Taplinger no se muera conmigo. Si Burt es el único que lleva nuestro apellido, aquà me tienes, convertida en su esposa. Nadie puede pedirme más.
—Nosotros no te obligamos, Fey —dijo una voz suave desde el umbral—. Yo me limité a explicarte lo que habÃa.
—No estoy reprochándote nada, papá.
—Lo sé. Quizá estás tú más interesada en continuar la estirpe que yo mismo.