Tarod ha ganado su libertad, pero el anillo que contiene su alma ha desaparecido junto con la muchacha que ama. Del mismo modo que un siniestro Warp habÃa arrojado a Cyllan al interior del Castillo, otra de esas sobrenaturales tormentas, legado del Caos, proyectando sus caóticos relámpagos, anunciando la oscuridad y haciendo avanzar sus grandes y pulsátiles franjas de color macilento, la habÃa arrebatado de aquel lugar y de Tarod. Aun en peligro de caer en manos de sus enemigos, él debÃa encontrar a Cyllan antes de que lo hiciera el CÃrculo. Sólo entonces podrÃa cumplir el compromiso que se habÃa impuesto de enfrentarse con los dioses, pues únicamente éstos eran capaces de destruir la piedra y el mal que habÃa en ella. Pero si el mal le alcanzaba, Tarod se verÃa obligado a aceptar la verdad de su propia herencia. Una herencia que podÃa provocar un conflicto titánico de fuerzas ocultas y lanzarle a una búsqueda definitiva de venganza, desestabilizando el equilibrio entre el Orden y el Caos, imprescindible para subsistir.