Regina de Alcántara es, quizá, una de las heroÃnas más apasionantes y enigmáticas que han salido de la pluma de una autora que tanto descuella en la creación de tipos femeninos. ¿Qué hay detrás de esa aparente frialdad, de esos egoÃsmos yertos, de esos antojos e incertidumbres de la viajera rubia, llegada de lejanas tierras a su rincón natal de la Montaña para sembrar en él la desdicha y la desconfianza? Regina querÃa un marido arrogante y lo tuvo: se llevó el mejor partido del lugar, aunque para ello hubo de destrozar un corazón femenino; peroÂ… ¿servÃa aquel matrimonio para colmar su anhelo? Bien pronto, el infeliz Velasquito descubrió que su esposa no le querÃaÂ… y quizá fuera por eso por lo que un dÃa aciago no le importó salir al mar, desafiando una furiosa tormenta.
Mas, ¿no vibrarÃa acaso alguna cuerda en aquel corazón femenino? SÃ; Regina, como toda mujer, era sensible al amor maternal, ese amor que finalmente habÃa de transformarla cuando, como dice la autora, «siente cómo late un corazoncito, y su voz y su lloro suenan a besos, a perdones y a canciones, como la voz pura y mansa del agua de nieve».