Un antiguo proverbio oriental dice: "por mas que estén abiertas, las fauces del dragón no son peligrosas hasta que se cierran sobre tu cabeza". —Me gusta el proverbio —manifestó Lane Bullock, dirigiéndose al hombre que acababa de recitarlo.
—Muy apropiado para determinadas ocasiones —dijo Telley Southman.
—Por ejemplo, ahora.
—¿Ahora?