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Nadie en esta ladera acabó el instituto. Por aquí se valora a un hombre por sus actos, no por su supuesta inteligencia. Yo no cazo, ni pesco, ni trabajo. Los vecinos dicen que le doy demasiado al coco. Dicen que soy como mi padre y a mamá le preocupa que puedan estar en lo cierto.Éste es el primer párrafo de Serrín, el cuento que inicia esta joya de libro que contiene nueve cuentos de Chriss Offutt, un escritor al que no conocía y al que en cuánto me leí los dos primeros cuentos, me fuí corriendo a buscar y a comprar lo que se había publicado de él aquí en España. Esta cita con la que comienza este cuento creo que expresa a la perfección la madera de la que está hecho el estilo de Chriss Offutt, seco, claro, contundente y muy poético en muchos momentos, y por supuesto, resume a la perfección el perfil de sus personajes.No conocía yo mucho de esta América profunda salvo lo que había visto en cine o en alguna serie de tv, una América de seres casi al margen de la sociedad, viviendo en lugares totalmente remotos rodeados de naturaleeza, adustos y medio salvajes, pero ya sabemos que esos retratos llenos de tópicos que nos llegan de esta América, y en este caso concreto, las montañas Apalaches al este de los Estados Unidos, suelen estar demasiado imbuidos de tópicos. El caso es que gracias a Chris Offutt he llegado hasta ellos y la verdad es que no me esperaba que un autor pudiera inculcar tanta humanidad, tanta luminosidad a unos personajes, a una zona, que había estado tan abandonada en sus referentes. Es cierto que esta zona de Kentucky, las montañas, están pobladas de personas casi abandonadas por el resto de la sociedad, personas, familias o clanes que viven muy de cerca de la naturaleza en su estado salvaje y muy marcados por esta cercanía. Hay momentos durante la lectura de los cuentos, en que percibes casi físicamente como el paisaje marca profundamente a sus personajes.Toda esta parte del este de Estados Unidos, montañosa y aislada, es una tierra muy dura y casi claustróbica porque a través de Óffutt conoces que hay personas que nunca se han alejado ni dos kilómetros de su entorno en toda su vida; que muchos siguen siendo analfabetos y que los niños crecen a golpe de codazos, sin embargo los personajes de Offutt destilan esperanza, humanidad por los cuatro costados, y los retazos de poesía surcan las páginas de sus cuentos con una belleza, que como dije antes, casi se puede tocar físicamente. En los cuentos de Offutt conocemos a hombres violentos, niños con curiosidad y mujeres muy guerreras, que son el sostén de su entorno, algunas de ellas rodeadas de un aura de realismo muy mágico y sobrenatural.El primer cuento, Serrín es una joya que me ha calado y a partir de ahí, 8 cuentos más, algunos que te gustarán menos que otros, pero todos y cada uno de ellos, auténticos y salvajes como la tierra que retrata Chris Offutt.Yo no soy de los que arrancan flores silvestres para encerrarlas en casa, donde morirán mucho antes. Y no me verás talar un árbol que dé buena sombra en verano para que no me falte leña en invierno Enlace: https://kansasbooks.blogspot..

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Que necesito volver de vez en cuando a la literatura sureña es algo evidente. Esa forma tan particular de golpear siempre me despeja la mente, y en esta ocasión han sido los primeros relatos de Offutt los que me han devuelto esa frescura, por paradójico que parezca si sabes de lo que estoy hablando. En un pueblo, que podrían ser cientos, cuyo destino está unido a unas minas ya cerradas convive una galería de personajes marcados por el ambiente y el lugar. La ruina sobrevenida después de la clausura de las minas condiciona el destino de estas personas atrapadas en unas colinas y con pocas intenciones de escapar. Si a eso le añadimos la presencia del fanatismo religioso como faro para superar la desesperanza, la mezcla es explosiva. Bourbon🥃,serpientes🐍, tabaco de mascar🚬, osos🐻, rifles🔫, perros de caza🐕, lodo🍂, coyotes🦊, bosques🪵. No hay un solo elemento que no encaje en esos pueblos en los que lo mejor que te puede suceder es la rutina. Como me cuesta seleccionar un solo relato diré que me quedo con Serrín, La abuela Lith y Ahumadero, muy diferentes entre sí y todos auténticos. La labor de  edición de Sajalín es, de nuevo, estupenda y el libro incluye un epílogo del propio autor que ayuda a comprender mejor la esencia de esos personajes y ese pueblo del que es imposible huir del todo, un lugar que se lleva en la sangre.