En La gaviota se juntan la grandeza del drama, con la arrebatadora particularidad de los personajes, especialmente el de Irina Nicolaievna Arkadina, la actriz. Es soberbia, egoista, actriz dentro y fuera del teatro, dominadora y apasionada de si misma. Desde que se levanta el telon, el publico queda prendido en el vuelo de la hermosa gaviota y meciendose en el dialogo se deja conducir por un mar fascinante de palabras, que en ocasiones es terrible y muchas veces resulta comico. Anton Chejov rompio con esta obra los moldes que habian petrificado al teatro en el siglo XIX y metio la vida y la literatura misma. Es fantastico ver volar a La gaviota en un escenario, pero tambien es hermoso leer La gaviota muy despacio, saboreando sus palabras, siguiendo la estela de su misterioso vuelo.