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El segundo libro de la detective Cat Kinsella ha sido una novela negra que me ha mantenido en vilo y me ha dado más de una sorpresa!Encontramos un caso diferente al anterior pero si que recomiendo leer antes el primero, Dulces mentiras, ya que se cuentan muchas cosas sobre nuestra protagonista y su familia, y estos aspectos tienen mucho que ver con este segundo libro. Y es que en esta novela hay dos grandes pilares: la muerte de una joven y nuestra peculiar protagonista. Mezclando los aspectos de un thriller a medio camino entre policiaco y doméstico, y la compleja personalidad de Cat, la autora crea una novela totalmente adictiva.  No entraré en detalles sobre la protagonista, solo que está muy bien construida y tiene muchas luces y sombras, lo que la hace tremendamente interesante. Después de los eventos del primer libro, Cat ha avanzado bastante, su perspectiva ha sufrido un cambio y la autora lo desarrolla de una manera muy veraz. También el desarrollo entorno al crimen es sobresaliente. Una joven ha muerto y parece que el responsable está claro. Una relación de amantes que no salió bien, una familia que calla para protegerse, unos personajes con muchas caras...  Lo mejor de esta novela es todas las sorpresas que tiene y como te las introduce la autora. Un ritmo más ágil que en el primer volumen que ha hecho que disfrute aún más de la historia. Y un final impactante que me deja con muchas ganas de leer otra novela con Cat Kinsella como protagonista.