«Cásese conmigo.»Y es que antes de escuchar esa propuesta, Amber Bramson ya se veÃa como toda una solterona consagrada: bordando y cuidando a los hijos de su hermana. No deseaba ni pedÃa nada más, pues a su edad tampoco se lo podÃa permitir. Cuatro temporadas bastaban para robar la ilusión de una dama.
Sin embargo, no esperaba que la caminata por Hyde Park y el encuentro con un extranjero la pondrÃa en serios aprietos. Su problema no era que él fuera americano. No, claro que no. Su problema radicaba en que ese americano grosero y pÃcaro estaba empeñado en casarse con ella y llevársela a América. No escuchaba, no entendÃa y, al parecer, tampoco podrÃa librarse de élÂ… porque Randall Morrison no pensaba abandonar Inglaterra si no era con ella como su esposa.