Entre mi primera novela y la segunda, hubo un intervalo de siete años. Este silencio mÃo estuvo lleno de fecundidad en mi vida. Como en mi adolescencia, como en mi infancia, esta vida mÃa me iba enseñando, me cubrÃa con su cálida sangre, me asomaba a honduras que jamás hubiera descubierto yo en libro alguno, me preparaba para algo que quizá yo no lograré dar nunca, en ningún libro, aunque ésta sea la finalidad de mi vocaciónÂ…
Durante los tres años primeros de este intervalo de siete, entre novela y novela, no escribà absolutamente nada para el público. Después comencé a publicar algunos artÃculos y cuentos.