Tras labrarse una meteórica –aunque algo tramposa– trayectoria como curador de exposiciones, el Comisario, un ser cÃnico e ingenuo a partes iguales, vuelve al barrio de su infancia para construir lo que pretende ser su obra magna: un parque temático dedicado a la literatura.AllÃ, entre audaces planes de negocio, atracciones vanguardistas y reproches vecinales, se reencontrará tanto con algunos fantasmas de juventud –los problemas de clase, la honestidad sentimental– como con los nuevos desafÃos que plantea la edad adulta: de su capacidad o incapacidad para tolerar la imperfección de los sueños cumplidos dependerá que su quijotesca empresa –en insólitas acepciones de «lo quijotesco»– acabe en éxito o fracaso.