Esta novela de Carlos Mesa nos muestra una historia de amor, que puede ser una historia como tantas pero que, asà como los personajes que las protagonizan, tienen algo que la hacen única, irrepetible. Esmeralda y Yadiel vivieron un romance de años, con sus idas y vueltas, sus encuentros esporádicos, sus momentos felices y no tanto. Y siempre lo que los mantenÃa unidos era la llama del deseo, del buen sexo que tenÃan y, aparentemente, nada más. Si habÃa algún poderoso vÃnculo afectivo, parecÃa sólo relacionado con lo que vivÃan en la alcoba. Pero, como muchas veces ocurre, habÃa algo más que la pura atracción fÃsica. Algo que se fue dando a pesar de las apariencias de que, una vez cumplidas todas sus fantasÃas, sólo quedaba la opción de alejarse, ya agotado todo lo que los unÃa. Casi sobre el final aparecen en escena otros dos personajes: uno de ellos estuvo siempre presente, sólo que en un discreto segundo plano, y otro completamente nuevo, y cuya presencia fue muy importante (determinante, podrÃa decirse) para contribuir al desenlace final. No lo contaremos aquÃ; lo dejamos para que el público lector en su momento lo descubra, disfrutando a la vez del viaje que a su destino condujo.