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Esta historia es contada a dos voces en dos momentos narrativos diferentes: Primero conoceremos a Abel, un joven de 17 años que tiene un modo de vivir un poco extraña y una madre sobreprotectora en extremo. Poco a poco vamos conociendo la condición particular de Abel y todo lo que esto le ha acarreado a su madre desde el momento en que fue convertido en vampiro. Sí, Abel es un vampiro y su madre, una pobre mortal que tiene que llevar a cuestas esta doble vida debido a la condición de su hijo.Esta primera parte es la que más se parece a una novela tradicional: Es narrada en tercera persona, con diálogos entre los personajes y una que otra intervención de música, alguna entrada del blog de Olivia, la otra protagonista, o un chat entre ambos. Acá vamos a descubrir esa faceta desconocida del vampiro por lo menos desconocida para mí del intentar llevar una vida normal, con padres normales en una cotidianidad con todos sus propios avatares.El contar con la vida familiar de los protagonistas en medio de sus condiciones, me resultó bastante curioso y no recuerdo que en alguna otra historia lo haya leído. Normalmente el vampiro vive solo o entre otros vampiros, fin. Así se soluciona todo y no hay que pensar en el contraste entre ambas partes. Lo mismo pasa con el hombre lobo. Así que debo decirlo, ver esta historia en un entorno familiar fue lo que más me enganchó a ella.La segunda parte es contada por Olivia, pero acá Care recurre a hacerlo por medio del blog de la protagonista. de esta forma hay un pequeño salto al pasado para conocer el cómo Olivia terminó siendo una mujer loba, sus primeras entradas en el blog y cómo conoció a Abel. de esta forma quedan enganchados muchos de los interrogantes que se van dejando conforme lee uno la historia y de los que uno quiere tener pronto una respuesta. Es una historia llena de contrastes, no solo narrativamente hablando, sino también en la misma naturaleza de los personajes: acá la opulencia y la necesidad contrastan en los mundos de los que vienen los personajes. Acá los padres de ambos tienen diferentes roles dentro de la sociedad que los hacen tomar decisiones sobre el destino de sus hijos que quizás, solo sean justificados justamente por su posición dentro de la sociedad.Aunque el final es un poco predecible, pues la historia gira siempre sobre Abel y Olivia, no es un final lleno de clichés; es en cambio un final casi mítico, visto desde la lejanía de alguien que cuenta la historia de una pareja curiosa que vive en el bosque, en su propio mundo de idilio, de amor bajo la luna.Con este libro me pasó algo curioso que quiero contar: cuando lo tomé, lo hice con el fin de conocer un poco la obra de la autora, con quien tuve una conversación hace un par de días sobre libros, Barcelona y Ruiz Zafón. Estuve dos noches antes enganchado a la historia, pero no logré terminar el libro antes de la conversación por múltiples motivos. El caso es que, luego de hablar con ella, reconocer algunas cosas de su obra y todo lo demás, al sentarme frente al libro me encontré con otros matices dentro de la historia, casi como si tuviera un libro diferente frente a mí. En definitiva, es muy diferente leer un libro cuando solo se conoce el título y el nombre de la persona que lo firma a cuando se conocen algunos elementos de la persona y se logra entablar una conversación entretenida sobre un tema tan fascinante y común como lo son los libros. Esto no hubiera sido posible sino fuera por el honor que me hizo Fiesta del Libro para invitarme a conversar con ella.

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Abel es un adolescente que está enfermo. Por este motivo, su madre le mantiene encerrado en casa sin posibilidad de salir. Es una mujer sobreprotectora que le obliga a depender de ella en todo momento, a pesar de la reticencia del muchacho. Está privado de su libertad tras siete cerraduras pulcramente selladas por siete llaves que cuelgan de la bata de su progenitora. No obstante, esta situación no es fortuita. Abel es un vampiro.Disfruta de la noche y duerme por el día. Sus actividades vitales se desarrollan en cuanto el sol desaparece. Su única compañía a estas horas intempestivas es el ordenador. Lo emplea para trabajar como desarrollador de páginas web y contar con cierta independiencia económica. Pero su verdadera motivación es un blog cuya autora, Oscura, actualiza cada madrugada. Ella también es una chica que se encuentra más cómoda en la soledad de la noche. Abel se siente atraído por las entradas que redacta, pues se ve apelado e identificado con sus palabras. Bajo el pseudónimo de Weirdo, contacta con Oscura mediante el chat de su blog Esta noche no hay luna llena, descubriendo a su alma gemela y enamorándose de esa muchacha perdida que vuelca su dolor y frustración en un rincón de internet.El texto se divide en dos: por un lado, Abel nos narra en tercera del presente, conociendo su manera de combatir (o asimilar) el vampirismo, los enfrentamientos con su madre que, debido a esto, le asfixia con normas y noes. En la segunda mitad, la narradora es Oscura, Olivia. Muchas de las cosas que nos cuenta, esta vez en primera persona, ya las conocemos a través de Abel. Ella tampoco tiene una vida fácil y sus secretos no son menos impactantes que los de su amigo virtual.El personaje que menos me ha gustado ha sido la madre de Abel, Rosa. Es una mujer que tiene miedo a la soledad, por eso decide tener un hijo. Debido a esto, le coarta la libertad y las posibilidades de avanzar y crecer por sí mismo. El vampirismo es la excusa perfecta para retenerle a su lado y para tratarle como si fuera un niño que no es capaz de valerse por sí mismo sin su ayuda. Me ha costado congeniar con Rosa y aunque he entendido sus motivos y en algunas acciones he estado de acuerdo con ella, la mayor parte de las veces la he rechazado por completo. En esto también influye que odio a los padres sobreprotectores y que se niegan a asumir y aceptar que sus hijos no van a ser criaturas desvalidas para toda la vida y que llegará un día en el que no los necesiten.La trama es diferente y, lo más sorprendente, realista. A pesar de los elementos paranormales que vertebra esta novela, no tienes la sensación mientras lees de que sea algo completamente improbable. Care Santos lo narra de tal forma que no suena en absoluto descabellado, con tanta cotidianidad y problemática adolescente que lo hace tangible. Su estilo es sencillo, sin florituras, directo. Sabe meterse muy bien en la piel de sus personajes y lograr que sus sentimientos afloren y lleguen hasta el lector. Es un libro entre infantil y juvenil, así que no esperéis grandes complejidades (esto no es un defecto ni mucho menos).No obstante, Esta noche no hay luna llena no solo habla de un vampiro enamorado. No es un Crepúsculo más. Como dice la autora en su web, y como se puede percibir con claridad a lo largo de sus páginas, esta novela nos habla de la aventura de crecer, de ese momento en el que de repente eres consciente de que ya no eres un niño. Eres un adolescente, casi un hombre/mujer, y tienes que decidir qué va a ser de tu futuro, cómo vas a andar el camino hasta llegar a tu destino.No es un libro repleto de acción o con una historia de amor intensa. Es una novela relajada que plantea una problemática de fondo que la mayoría hemos tenido que vivir. Es un canto a la libertad, a la independencia, a la madurez. Es una gozada leer a Care Santos, pero si abordamos Esta noche no hay luna llena tenemos que ser conscientes de que escribe para una época de instituto que a nosotros nos queda algo lejana. Eso no quiere decir que no lo vayamos a disfrutar. Así que os invito a acercaros a Weirdo y Oscura y desentrañar si historia. Enlace: http://notodoesfantasia.blog..

Comentarios de lectores del libro Esta noche no hay luna llena