El cuchillo estaba allÃ, frente a sus ojos, sobre la alfombra. El cuchillo parecÃa haber sido sumergido en una fuente de pintura roja. La pintura roja brillaba en él, y habÃa manchado la alfombra alrededor. Parpadeó porque aquello no tenÃa sentido. CaÃdas en el suelo, esparcidas, vio una colección de fotografÃas obscenas. Horribles y que le dieron náuseas. Estaban tan cerca de sus ojos que distinguÃa hasta los menores detalles de unas escenas nauseabundas.