«Ruark se encaminó a la entrada principal atravesando el sombrÃo vestÃbulo. Tuvo algunas dificultades para girar la llave que su compañero habÃa insertado por la parte interior.
Cuando al fin lo consiguió, abrió la puerta dispuesto a despedir con cajas destempladas al inoportuno visitante.
Sólo que cuando lo vio por poco no se cayó de espaldas y se quedó sin habla».