YacÃa en la soledad de la muerte, en el vacÃo infinito de la nada desde los tiempos terribles de la maldición.
En el frÃo de una tierra maldita, que ni el calor del verano podÃa caldear.
En el frÃo del odio.
En el frÃo del olvido.
Esperando.
Siglo tras siglo.
Esperando.
Con la lluvia y el viento, con nieve y con sol, siempre esperando.
Cuando la lluvia empapaba la tierra, a veces, le llegaba la humedad esperanzadora, y el frÃo se agudizaba como una anticipación.
Pero la lluvia era vida. Vivificaba la tierra y los árboles, y las hierbas y los humus que daban vida y calor.
Para el que esperaba no era nada, porque lo que él aguardaba no era vida sino muerte.
YacÃa en el infierno de la espera siglo tras siglo, y era un infierno helado, vacÃo y hueco.
¡Oh, cuando llegara al fin la liberación!
Cuando llegara la muerte...