Estas piezas no saben qué son, pero sà a donde van. Son estocadas del corazón al corazón. Del corazón rector al corazón sin adjetivos. Armadas con pasional escuadra y compás controlado, cada una de las prosas de este libro es un ejercicio mayor de la mirada. De ahà el tÃtulo: enamorados de la realidad, los ojos encuentran y fija y transforman el carácter efÃmero del instante.
Ya cuente una historia, evoque una sensación adolescente o reelabore mitos en eterna transformación, Bernardo Esquinca camina por la cuerda del equilibrista, siempre seguro de la relatividad de los géneros literarios, pero siempre con la seguridad, el aplomo y la sabidurÃa de llegar al otro lado.