Villiers en ParÃs querÃajugar con el concepto de la crueldad, de igual manera que Baudelaire jugaba conel mal y con el pecado. Ahora, desventuradamente, nos conocemos demasiado parajugar con ellos. Contes cruels es ahora untÃtulo ingenuo; no lo fue cuando Villiers de lÂ’Isle-Adam, entre grandilocuentey conmovido, lo propuso a los cenáculos de ParÃs. Este casi indigente granseñor, que se sentÃa el protagonista enlutado de imaginarios duelos y deimaginarias ficciones, ha impuesto su imagen en la historia de la literatura de
Francia. Jorge Luis Borges