A veces el paraÃso solo lo puedes encontrar entre los brazos de la persona que amas. Un novio guapÃsimo que apenas se sabe su nombreÂ… Un apartamento en un edificio histórico, en un barrio rodeado de ruinasÂ… Un negocio que funciona de maravilla, que la tiene “un poco” esclavizadaÂ… ¿Una vida perfecta en la calle ParaÃso?
Lo último que le faltaba a Ariadna era el interés repentino que siente por ella el Lúgubre, el vecino más extraño de todo el edificio. ¡Lo que las croquetas y la electricidad han unido, que no lo separen ni las caseras maquinadoras, ni los novios perfectos, ni esas cosas mundanas que nos empeñamos en creer que nos hacen felices!