Estelibro fue redactado, impacientemente, en pocos meses; pensando durante granparte de nuestra vida. No se trata exactamente de un libro sobre libros, comohay tantos y como lo es —salvando el abismo— elde Cervantes cuya ácida crÃtica al idealismo del siglo XVII, la realiza através de un hombre —Don Quijote— ya,en ese entonces, perturbado, —alienado, dirÃamos ahora—, porla literatura. A casi cuatrocientos años del suceso, el signo de la literaturay por extensión, del libro, como supuesto cultural, es el delirio hechodimensión, cantidad y volumen; como es el tamaño de los edificios, la velocidad de los aviones, la cifra de la producción, y la de los hambrientos.