Hoy he vuelto a ver a ese hombre de presencia mÃtica; con su abrigo mugroso y su elegancia a-pesar-de-todo, estaba dirigiendo el tráfico en una de esas céntricas esquinas de la ciudad, de la llamada parte vieja de la ciudadÂ…
Un bolero ya de edad grande, me miró y me dijo señalando al hombre del abrigo mugroso y barba larga y rala: «Ése, asà como lo ve, fue un padrote; dicen que el mejor de la Merced. Galán, califa mayor, noÂ’mbre ni migajas quedan. Dicen que recibió un castigo divino; que se volvió loco por una mujerÂ… Pero vaya usted a saber, con el tiempo la gente va cambiando las cosas, pero sà fue califa mayor, todavÃa se le nota, a poco no…».
Del autor de Chin Chin el teporocho y Violación en Polanco.