Los papeles de Jiménez necesitaban, como los jeroglÃficos egipcios, prodigios de atención y perseverancia para ser descifrados. Además de su letra perversa y abreviaturas, se hallaban escritos con lápiz unos, otros con tinta, en todos los tamaños y formas imaginables: tan pronto pliegos en folio semejando memoriales a la AlcaldÃa, como esquelitas diminutas de las que se envÃan a la tienda de comestibles. La mayor parte redactados en español; pero los habÃa también en francés y en inglés.
No me decidÃ, por lo pronto, a ser el Champollión de aquella bárbara escritura. Los dejé dormir largo tiempo en un armario. Pero habiendo resuelto no escribir ya para el público, y careciendo de otras ocupaciones que me distraigan, emprendÃ, pasados algunos años, la tarea; y después de algunos esfuerzos he logrado, en parte, llevarla a cabo. Digo en parte, porque los papeles que ahora se publican no son todos los que me entregó.
Indudablemente, algunos de ellos parecÃan destinados a la publicidad por la forma en que están escritos. La gran mayorÃa, no obstante, son apuntes o notas rápidas sugeridas por algún incidente de la vida o por sus lecturas, y desde luego se puede asegurar que sólo los escribÃa para descargarse de sus impresiones, necesidad absoluta que experimentan todos los solitarios.