«Sin antecedentes doctrinales y sin pensadores de referencia, la TeorÃa Pura ha tenido que observar y contrastar los hechos de evidencia y de experiencia, repetidos sistemáticamente en todos los Estados de partidos, para llegar a la conclusión de que las razones del fracaso moral, polÃtico y cultural de éstos son congénitas e institucionales. La causa es debida a dos hechos decisivos: ausencia de libertad polÃtica colectiva y falta de representación de la sociedad ante el Estado. La libertad polÃtica está secuestrada por los partidos estatales, únicos agentes y gestores del monopolio polÃtico de la representación (de sà mismos), comportada por el sistema proporcional de listas de partido». La democracia formal no es sinónimo de libertad. Antes bien, puede convertirse en una oligarquÃa tan poderosa, corrompida y asfixiante como pocas tiranÃas. Antonio GarcÃa-Trevijano se ha distinguido siempre por su compromiso irrenunciable con la libertad polÃtica real y concreta. Para ello aboga por unas instituciones definidas y operantes, respaldadas por una Constitución tan clara, sencilla y expresa como sea posible, y por un llamamiento a la responsabilidad de la sociedad civil, consciente de que el ejercicio del poder es posible gracias a la cesión del mismo por su parte.