Estaba paseando por Central Park cuando sucedió. Primero el nauseabundo olor a pescado podrido. Seguidamente un oscurecimiento, una sombra, la sensación de caer en el vacÃo, de perder el sentido y la identidad. Más tarde la recuperación, los recuerdos incoherentes, el calor y el frÃo, la duda, el dolor y el espanto. Y Sara se encontró en un planeta que no era el suyo, en un mundo que no era la Tierra. Pero su cuerpo le pareció perfecto y su rostro bello, aunque no los reconocÃa como suyos. Ella no supo que estaba en Lothar, ni que se habÃa convertido en una «Reconstituida».