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Normalmente no suelo leer este tipo de libros, pero Angela Carter es una escritora feminista de la que he oído hablar bastante bien y me pareció muy buena idea conocer sus novelas a través de esta historia que, además, cuenta con una adaptación cinematográfica que data de 1987.A nivel argumental, La juguetería mágica puede catalogarse como una historia sencilla porque nos sumergimos en la vida cotidiana de una familia. No se trata de un título donde ocurran muchos acontecimientos, sino más bien tiene un ritmo bastante pausado y lineal. En ese aspecto, es una novela lenta que no avanza especialmente, sino que se detiene en describir la rutina de Melanie, las relaciones con sus hermanos y el miedo que le suscita su tío. Debo admitir que esto último me generó muchísima intriga porque desde el principio el tío no me parecía de fiar, pero por otro lado he sentido que esa trama no se ha desarrollado lo suficiente y, de hecho, el desenlace es precipitado y brusco.Pese a lo anterior, La juguetería mágica tiene un trasfondo reflexivo brutal. Es un libro donde a través de las pequeñas cosas del día a día, nos vamos dando cuenta de cómo la autora va dejando críticas feministas de situaciones tan comunes como que una mujer no puede beber cerveza o vestir un pantalón. En otro orden, me ha encantado cómo se enfoca el paso de la adolescencia a la madurez, ya que con ejemplos cotidianos nos muestra el descubrimiento de la sexualidad, el interés por el amor, la preocupación por la belleza o la autoestima. En referencia a los personajes, es muy fácil empatizar con la situación tan dramática que viven los tres huérfanos. Sin embargo, me ha sorprendido que la autora no se regodee en el dramatismo ni el dolor de los pequeños, sino que la llegada al nuevo hogar supone para ellos un soplo de aire fresco y en pocas ocasiones echan de menos a sus padres. En cambio, el tío Philip causa un rechazo descomunal por su forma de ser tan despreciable, vengativo y repulsivo. Sinceramente, hacía tiempo que no odiaba tanto a un personaje y Philip me ha asqueado hasta límites insospechados. Por otro lado, Finn también es un personaje que me ha agradado, aunque a veces dudé de sus intenciones y no me gustaba que oliera mal. De Angela Carter destaco principalmente la sutileza con la que afronta ciertos temas tan complejos, convirtiéndolos en críticas muy interesantes, aspecto que es aún más loable si se tiene en cuenta en la época que se publicó esta novela. El estilo de la escritora es muy descriptivo, poético y psicológico. Enlace: https://laestanteriadecho.bl..

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Cuando Angela Carter llegó a mis manos fue por colaboración editorial, como tantas otras veces, pero fue ella - y no las hermanas Brontë - la que me hizo amar el terror gótico. Y aunque a mi queridísimo Henry James le debo el descubrimiento, fue esta autora inglesa la que me llevó por terrenos inexplorados a través de sus perturbadores y sangrientos cuentos hacia reflexiones tan actuales al rededor de temas como el feminismo, el racismo o la violencia de género. (...) Por otro lado, tal vez lo más interesante de la juguetería mágica es las pequeñas, pero necesarias, perlas reflexivas que Angela Carter va dejando por el camino. Unas capsulas que, al abrirlas, el lector se topa con importantes críticas feministas hacia el patriarcado de la época, y por extensión, al que ha tenido lugar a lo largo de todas las épocas de la historia. A través de los pequeños gestos cotidianos, del día a día, somos conscientes de como hasta en el más mínimo detalle se puede apreciar la violencia y la desigualdad entre hombres y mujeres. En ese sentido, me resulta especialmente importante a la par que simbólico el personaje de Margaret. Desde el punto de vista de la crítica feminista, Margaret evidencia las consecuencias más extremas de la cultura patriarcal, así como el silencio al que se somete diariamente a las mujeres. Enlace: https://jimenadelaalmena.blo..