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Leer esta novela ha sido encontrarme de nuevo con esa Neïra que tanto me gusta, la que cuenta los sentimientos de sus personajes con maestría y convierte una historia ya vista en algo diferente y precioso. Una vez terminado el libro, tengo la sensación de haber leído una bonita historia de amor que no pasa por alto momentos duros, crudos y emotivos,  que la convierten en algo muy real. Conocemos a los protagonistas siendo unos niños y, a lo largo de 20 años, les acompañamos en la creación de sueños, el desarrollo personal y el transcurso de sus vidas con sus altos y bajos, idas y venidas, aciertos y errores. Levi es feliz en sus montañas, atado a sus raíces, satisfecho con su vida ordenada y sin sobresaltos. Violet sueña con volar alto, necesita ver mundo y escapar de una vida que le corta las alas. Levi y Violet, dos personalidades tan distintas, con sueños y aspiraciones tan opuestos, que solo creando un lugar propio en el fin del mundo podrían llegar a encontrarse. Son dos personajes totalmente coherentes a lo largo de la novela a pesar de todos sus miedos, dudas, errores y mentiras. Los secundarios, todos necesarios, con una aportación a la trama perfecta para el desarrollo de la historia y unos perfiles claramente definidos para el papel que desempeñan. Como pequeño apunte personal, debo añadir que en varios momentos de la historia tenía ciertos déjà vu, ciertos puntos, que me recordaban de manera más o menos sutil a Los Siete Maridos de Evelyn Hugo. Enlace: https://www.instagram.com/p/..