¿Cómo actuarÃa una mente que se ha visto privada de compañÃa desde la infancia? ¿Cómo razonarÃa una persona que ha vivido con la muerte y el aislamiento? ¿Una persona cuya vida se ha limitado casi constantemente al hogar? Probablemente si se alejara de éste sentirÃa miedo, acaso anhelara ser útil a alguien. Quizá sentirÃa la soledad y casi con toda seguridad sufrirÃa algún tipo de demencia.Partiendo de estos supuestos, Andrea Camilleri consigue que el lector intuya un ambiente algo viciado, anormal en la claridad de Vigà ta. Lo importante en El olor de la noche es la negación de la soledad y como consecuencia la negación de la propia muerte, incluso cuando tengamos que matar para evitar el abandono.Para negar la soledad hay que temerla, «habÃa descubierto que su soledad estaba pasando de la fuerza a la debilidad». El comisario Salvo Montalbano teme quedar atrapado en la angustia que ha sentido uno de los personajes de este caso durante toda su vida, hasta el punto que niega la realidad porque le resulta más gratificante vivir la ficción que ha instalado en su mente.Emulando a Norberto Bobbio, Montalbano se ve entrando en la vejez, en la edad del balance. Normalmente los balances vitales están impregnados de melancolÃa, entendiendo la melancolÃa, según Bobbio, como «la conciencia de lo incumplido, de lo imperfecto, de la desproporción entre los buenos propósitos y los actos». Asà pues, cuando Livia, la eterna novia del comisario, le envÃa un recorte de periódico, «una entrevista con un viejo filósofo que vivÃa en TurÃn [?] Cuando nos hacemos viejos cuentan más los afectos que los conceptos», Montalbano decide dejarse llevar por un aura esotérica y seguir a su corazón y a la sensación de estar viviendo un cuento de Willian Faulkner, Una rosa para Emilia, en el que este escritor experimental trata las causas y consecuencias de la enajenación mental.La melancolÃa invade a Montalbano, asà que por una cuestión personal se introduce en el caso, aunque para ello Andrea Camilleri deba remontarse a la tercera entrega de esta serie, El ladrón de meriendas, en la que un niño, François, se ve huérfano por causas del terrorismo internacional, para finalmente ser adoptado por la hermana y el cuñado de Mimà Augello.En El olor de la noche, de pronto, bastantes habitantes de la provincia de Montelusa han sido estafados por el contable Gargano, quien instaló en Vigà ta La Rey Midas, una agencia en la que trabajaban Pellegrino, Michella Manganaro y Mariastella Cosentino, y su finalidad era proponer, a los habitantes más incautos, que depositaran sus ahorros para ir obteniendo altos beneficios todos los meses. Esto funcionó un tiempo hasta que Gargano desapareció con todo el dinero. Sólo quedó en la agencia Mariastella, a pesar de que nadie creyera que el contable volverÃa.Montalbano habÃa depositado ante notario una herencia que le dejó a François su madre, para que estudiara de mayor y, temiendo que el niño se quedase sin recursos, decide rastrear el paradero del estafador y la fortuna, aunque el propio notario, ofendido, confirma que no habÃa tocado el dinero para nada. Asà es como, de forma extraoficial, nuestro comisario lleva a cabo la investigación. Por supuesto, dejando pistas evidentes para que quienes llevan el caso las vayan encontrando y descubran qué pasó.Y si ya Montalbano se saltaba las normas cada vez que consideraba oportuno, ahora, dejándose llevar por los afectos, destroza un chalé a medio construir, porque han derribado el árbol donde meditaba, bucea sin oxÃgeno para comprobar indicios que no han sido contrastados cientÃficamente, pero él los supone en el coche hundido, o lleva a Mariastella a su casa tras ser atropellada, en vez de conducirla al hospital, porque en un déjà vu del cuento de Faulkner siente la necesidad de investigar la casa de la chica.En esta entrega, el verdadero protagonista, casi único, es Montalbano, el resto, Fazio, Mimà o Catarella no son sino apoyos con los que puede comprobar sus intuiciones, o puntos de relajación a los que nos lleva el autor para distendernos mediante el humor. Livia actúa casi exclusivamente como la conciencia de Salvo; partiendo del jersey que él ha estropeado, y ella le habÃa regalado, el comisario analiza su situación personal, intenta ocultar sus imperfecciones, teme que los fallos estropeen la relación y pretende cambiarla, hasta que su novia se le muestra llena de amor para acogerlo tal como es, para reforzar una situación estable desde la inestabilidad de la distancia, «Y lo abrazaba, desesperada y asustada».Los nuevos personajes, como Mariastella, ayudan a crear el misterio ontológico que rodea el caso de corrupción «Un lienzo fúnebre, ligero y acre como un sepulcro, parecÃa cubrir todos los objetos de aquella habitación» o, como Michella, refuerzan el carácter patriarcal de la época. Para leer los casos de Montalbano hemos de situarnos en el siglo XX, cuando los deslices del hombre no eran sino consecuencia de las provocaciones de la mujer, por supuesto de la mujer guapa.Usted es muy astuto. Y yo he caÃdo en su trampa. TendrÃa que haber permitido que siguiera adelante a ver cómo salÃa de este lÃo
?¿Tanto te divierte provocar?
[?]
Aquella chica lo tenÃa todo, hasta inteligencia.Estos nuevos personajes ayudan a que Montalbano reflexione sobre el papel de la razón en el desarrollo de la vida, la transformación que puede sufrir la naturaleza humana en una situación crÃtica. Partiendo de un hecho normal ficticio, la desaparición de un estafador, el profesor Tommasino le exige al comisario, y al lector, el ejercicio de pensar, de poner en marcha la capacidad interpretativa. La noche es el momento propicio para combinar diferentes realidades que después, con el dÃa, consolidarán un sentido; en la noche no hay lÃmites «Yo de noche camino», las formas desaparecen, de ahà que el profesor Tommasino recomiende no ver las cosas tal cual se nos muestran sino analizarlas desde nuestro interior, solo asà podremos notar los cambios, «Según la hora, la noche cambia de olor».
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Libro sexto de la serie protagonizada por el comisario más irascible, insoportable y carismático que pueda haber, Salvo Montalbano. En este caso Montalbano investiga la desaparición de un estafador que trae de cabeza a media Vigà ta, mientras soporta los primeros frÃos y le entra la crisis de los cuarenta. El libro está bien, pero no sé si es porque hacÃa poco que habÃa visto este caso en la serie TV que tan bien refleja los libros, o porque Montalbano está más llorica que nunca, el caso es que le doy un aprobado alto, pero no sobresaliente como en anteriores ocasiones.
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HumildeLector28 octubre 2020Señalar este contenidoVer la página de la crÃtica
Tal y como explicó en su dÃa el propio Camilleri, para escribir la sexta novela de la saga Montalbano se inspiró en un artÃculo de prensa de su amigo Ciccio La Licata. En esa lectura se encuentra el germen de El olor de la noche (2001).Tanto el artÃculo como la novela nos hablan de uno de esos timadores profesionales que se hacen ricos con estafas piramidales y que acaban desapareciendo con los ahorros de los pobres ingenuos que se han dejado seducir por la promesa del dinero fácil.Muchos vecinos de Vigata han caÃdo en la trampa. de mala gana, el comisario Montalbano se pone a trabajar para dar con el criminal, Emanuele Gargano, al que todos buscan para ajustarle las cuentas.La única persona que de forma incomprensible sigue confiando en el timador es su antigua secretaria, Maristella Cosentino. Ella se aferra a la idea de que todo es un error. Está convencida de que Gargano volverá y restituirá el dinero que se ha llevado.Además de Gargano también ha desaparecido su socio, Giacomo Pellegrino. Pero en cambio la suya no parece una desaparición voluntaria, puesto que este último estaba construyéndose una lujosa villa en el pueblo. ¿Está la larga mano de la mafia detrás de este feo asunto?
(Sigue leyendo la reseña e el enlace)
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Comentarios de lectores del libro El olor de la noche
Genial como todos los libros de este autor. Creo que fue la novela que mas me gustó y eso que de él leà unas cuantas.
Autor del comentario: ANYULA
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Otro libro de este maravilloso autor con la investigación habitual del comisario Montalbano y su humor ácido y mala leche que destaca de la personalidad de este personaje.
Autor del comentario: MANARES
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Un trepidante relato en el que Camilleri nos guÃa por los vericuetos de la investigación de Montalbano para casi al final dar un giro inesperado que nadie hubiera supuesto, con un guiño literario más que curioso. No faltan las referencias gastronómicas y salidas irónicas que tanto caracterizan al autor.
Autor del comentario: CCASCONM
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Hay momentos en los que el autor nos ofrece un relato vibrante con su humor, pero hay también partes que la narración se hace lenta. De todas formas, se trata de una novela agradable, y no muy larga, al estilo de Camilleri. Sorprende con su final inesperado.
Autor del comentario: TAKISHELLAS
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