---

Los microcuentos o los cuentos cortos ¿cuál es su encanto? ¿La sorpresa del final abrupto? ¿El cambio? ¿La cuota de humor? Los cuentos cortos, los microcuentos tienen la belleza y la variedad de las gotas de rocío y tienen también, el misterio de las estrellas en una noche oscura. Son todo eso?belleza y misterio. Diríamos que son un humor sorpresivo o la sorpresa del humor. Pero, claro, ésa es la primera impresión, la primera lectura. Por lo general, terminamos cada microcuento con una sonrisa o abriendo los ojos y moviendo la cabeza hacia adelante ante la sorpresa. Sí, son eso?sorpresa y humor. Sin embargo?son también mucho más. Son el horror, el desatino, la esperanza?un filosofar así, con palabras precisas, un pensar en qué fue el pasado, un reflexionar sobre lo que puede ser el futuro?todo eso son los microcuentos.En particular, los de Ana María Shúa, una maestra de estos destellos narrativos, congregan todavía más que lo mencionado, porque son bellos, escritos con esmero y pulcritud, sin nada que sobre o falte, tienen calidez, mucho de aventura, de erotismo, de ciencia ficción?vislumbres de otras literaturas, en fin?un universo ¿o varios universos?, en pocas palabras.El libro está separado en temas, así que más o menos se sabe lo que se va a leer?pero la sorpresa y la risa están ahí y siempre le ganan al lector. En cualquier página que lo abramos, en cualquier tema que elijamos. Aunque?aunque? si me permiten una recomendación, no se pierdan el apartado ?Capricho divino, porque las teorías sobre la creación del cosmos son?para pensar?Los que conocen esta forma de contar creo que quedarán maravillados y los que no, estoy segura de que es una perfecta manera de comenzar a leer pequeñas joyas literarias.Encantada con estos textos, encantada.Temporada de fantasmas de Ana María Shúa es el regalo de #Babelio #UnLibroPorUnaReseña de su #MasaCríticaArgentina

---

Había leído a esta autora argentina en la escuela y, hace poco, sus versiones de leyendas en Guerra de serpientes. Este es mi primer acercamiento a Shua como autora para adultos, y debo decir que la experiencia fue muy buena. La serie de microrrelatos de Temporada de fantasmas es diversa, casi infinita (toda la literatura cabe en estas páginas, dice la contraportada, y le doy la razón), porque no hay tema que se le escape a estas historias. Los microrrelatos están divididos por partes, y sus títulos anuncian qué podemos esperar allí. Hay relatos eróticos, realistas, de índole religiosa y hasta mítica. Los que más me gustaron fueron los de los apartados Capricho divino y Otros pueblos, otros mitos, que me remitieron al libro que leí anteriormente de Shua. Y, tal como esperaba, los de En pareja no me agradaron. Sobre cuestiones más técnicas, no tengo ninguna queja. Me gusta la forma en la que escribe Shua. Los relatos pueden ser más abiertos o más cerrados (sorprende, incluso, cómo en tan pocas líneas se puede crear un mundo y darle un final) y no todos van a gustar. Hubo un par de ellos que me parecieron más informativos y no tan narrativos, donde me quedé esperando la vuelta de tuerca. Cierro diciendo que me encantaría volver a leer a Shua en el futuro (supongo que quedó claro, pero vale repetir) y en cualquiera de los géneros que haya explorado. Gracias a Babelio por el ejemplar.

---

Este es el segundo libro de minificciones que leo de Shua, es un género que estoy descubriendo y que por ahora me gusta mucho. Temporada de fantasmas tiene microrrelatos un poco más adultos que Hechizos y sus temáticas son más variadas: En pareja, Enfermedades, Misterios de la ficción, etc. Si bien hay algunos que no se entienden por completo o no nos dicen nada, creo que cada uno puede encontrar en esta antología una minificción que le diga algo, que le suscite un pensamiento o una emoción. Les comparto uno de mis favoritos y los invito a leer este género que nos permite pensar mucho más allá de lo poco que está escritoLos chicos crecen El chico crece. Cada diciembre, con un lápiz de mina blanda, marcan su altura en la pared, detrás de la puerta del dormitorio. Hay otra marca, mucho más alta, que señala la altura del padre. El chico se esfuerza por alcanzar esa raya negra, se ahínca en el crecer como en una tarea peligrosa y constante. Un día no necesita medirse para darse cuenta de que es más alto que sus deseos. Pero ahora el padre está viejo, el hijo ya no tiene interés en alcanzarlo y sin embargo no puede detener esa carrera absurda que se arrepiente de haber empezado, lucha por frenar y es al revés, todo va tanto más rápido